Monday, February 12, 2007

Cantiga de la luna

La luna mintió cegada por el último crepúsculo
me dijo que el amor estaba perdido,
-la luna se equivocó, el amor solo andaba furtivo.

Les diré porque y sin mucha querella
anoche vi sus ojos reflejados en ella
-la luna se equivocó, el amor solo andaba furtivo.

El amor anda por los callejones divagando
las estrellas lo han visto escondido
-la luna se equivocó, el amor solo andaba furtivo.

Se busca a sí mismo para encontrarla
entre los árboles, los coches, la autopista nocturna
-la luna se equivocó, el amor solo andaba furtivo.

Por la luz quemada y silenciosa de Febrero
huyendo de los brazos húmedos del invierno
-la luna se equivocó, el amor solo andaba furtivo.

Esta ciudad me mira con sus ojos escarlata,
me hipnotiza, ya no podré escapar de su sonrisa de plata
-la luna se equivocó, el amor solo andaba furtivo.

Tuesday, December 19, 2006

Me iré a duchar y a quitarme la luna que ha dejado su savia marcada en mi piel.
Lavaré mis cabellos donde hay versos que aún no ha cicatrizado el viento y son como manzanas de nieve esperando algún somnífero. Jabonaré bien cada parte de mis ojos para poder morder cada sueño del polvo y cepillaré mi alma para poder admirar sus cibernéticas hendiduras.
Llenaré la bañera con saliva y tinta de dioses desaparecidos .

Thursday, December 14, 2006

Un peluche antiguo, zapatos de ballerina,
pájaros de invierno, nubes estáticas
y un lecho de hojarasca donde dormías cada noche.
Ibas por cementerios enfrascando imágenes,
sueños olvidados que tendías a secar en el crepúsculo
para que resucites con las estrellas.

Ya no miraré afuera.

Es una dulce condena, casi una obscenidad,
mirar al sol en su inmolación diaria
arañando encarnadamente con sus rayos
todas esas cosas tendidas en el cordel del recuerdo.

Ignoro dónde enredaras tus cabellos
y quien te los peinará el siguiente día.

¿Te dije alguna vez que no puedo soportar
los pañuelos blancos de la espuma?
Recuerdo esa fotografía que nunca diste a nadie.
Sólo hablabas de ella y de las aves desnudas que la poblaban.
Cuando te dije que tus besos eran como vino lila,
oscureciste y empezaste a jugar con las ramas de la luna.
Ahora estamos sentados aquí,
tu recuerdo y yo con las manos rotas.
Alguna vez te pregunte si te gustaban los pájaros de nieve,
la sangre de una nube se apoderó de tu voz
y me respondiste con la misma desidia de siempre:
Me gusta escuchar a las nubes cuando serenan,
yo también soy una nube.

Monday, December 04, 2006

alma rota flotando en el aire

Rota, flotando en el aire
mi alma, pluma caída del viento
surca la inmensidad del vacío
a un metro por minuto.

No, no es perfecta la sinfonía del movimiento,
ni diáfano el silencio que lo acompaña,
mi nave está coja, en infinita caída
y las alas fracturadas.

Ya van dos veces este año
¿o serán tres?
que le recetan compresas de frío,
codeína y ropas pesadas.

Mi alma no puede más, no puede
continuar cargando tan bizarra,
hiriente, encarnada hasta el fondo,
adarga.

Sunday, October 01, 2006

Delusión

every day, every hour,
I wish that I was… bullet proof

rh


He estado tirado en el piso varias horas
y de la noche no queda más que una caricia,
un sabor amargo y un simulacro de beso,
espejos llenos de ojos,
una voz que susurran las cortinas.

Y desnudas las palmas aún me sudan
cada vez que apareces en las paredes
e intento volver a recordarlo todo
y recomenzar
palabra por palabra,
gesto por gesto,
sonrisa por sonrisa,
pero la luz se me escapa entre la nieve.

Me paro y en cada paso están aún tus pasos
mordiendo los míos con algo que no entiendes
y quiero enfrascar tu mirada en mis manos,
pero es volátil,
como la noche entre mis dientes,
el gen de la nostalgia nace,
mejor me voy a dormir,
apagaré la computadora
y veré si puedo encontrarte
en el otro lado del charco,
en el continente de los sueños.

Tuesday, September 26, 2006

Canción Montreal

Esta ciudad me mira con tus ojos,
parpadea

Luis García Montero

Montreal me mira con tus ojos,
me hipnotiza,
porque ahora,
después de tantos astros
y esta distancia,
tu paso aún me persigue por las calles,
la hojarasca de tus besos
se me embrolla en el cabello
y tu voz de literata herida
me susurra furtiva
entre los arces.

Lejos, muy lejos,
en otra orilla,
jugando a ser un dardo al viento por la tarde,
solo,
como un augurio de tu pelo y
el silencio virtual de tus manos,
me persigo a mí mismo
por encontrarte
en esta repetición pálida de la niebla,
inclinándome en ella
para no dejar caer la nostalgia
que zigzaguea ebria de melancolía
y pocos besos entre los faros,
e ir en busca de una copa de poesía,
aunque los bares ya estén cerrados,
las gaviotas empiecen a saludarnos
y sólo tenga monedas de memoria
en los bolsillos.

Esta ciudad me entumece con el sabor
a Agua Bendita partida de tus labios,
brotada del rocío de este parque
mirando a ese horizonte de siempre
que sólo toco en mis sueños,
perdido de nuevo por perderte
y sin música,
esperando que las noches me secuestren,
soñando lo debidamente indebido,
tratando de atrapar unos versos asustadizos
que se han puesto de acuerdo
y se han escondido debajo de los pastos.

Un momento,
no cuelgues,
la luna sonámbula del parque Stanley,
como tu mirada de sirena herida,
me contempla.
No está despierta pero sueña
que eres tú y cae en el canto
de un árbol dormido.
Crujen los pinos,
suspiran espirales, resucitadamente frescos,
al sentir tu olor a viento
entre la nieve nueva
y que lleva en los bolsillos
algo de un agosto a medio a comer,
aliento a blanquillos y lapiceros viejos
que no han dormido hace días.

Y todas estas bicicletas, la gente,
el tranvía repetido de las semanas en espera,
los monopatines locos de la vida
que resuenan paleográficos
en mi manzana de esperanza
y porque tomar el mismo autobús a la nostalgia
es tener como destino final
al chofer repitiendo:
“estamos en el final de la memoria,
gracias por viajar con sus recuerdos
y que tenga buen día”

Y porque estar sentado en una banca
es estudiar palmo a palmo
tu piel sin mácula,
deconstruyendo los huracanes
de mis versos sin sentido
apoyándome en un estudio psicoanalítico
de mis decisiones tontas
y todas sus consecuencias prolépticas.


Y hay tantas cosas que decirte, amor,
porque te extraño y no sé más quién soy.
Sólo desearía una almohada de hierba,
un surtidor que me dé de beber sueños,
días felices, tinta inacabable, infinita,
a falta de tus manos,
rosas con pétalos suaves como el polvo
y que acaricien mi rostro volcánico, ceniciento.
peces que pululen como sombras en mis ojos,
flechas de palabras, tacones de conchas,
zapatos preparados para la lluvia de mi alma,
y como ruego que la brisa traiga tu aliento.

Aquí te hablo, solo,
despiadadamente solo,
navegando, surfeando las olas de la madrugada,
tratando de comprender a la noche,
que me habla en un lenguaje de aves
y rechinos de burbujas negras
granizando desde el otro charco.


Y antes que se ve acaben las monedas,
estas calles te reinventan con estos ojos
de puerto siempre triste,
con barrios con gentes de todas partes,
los inmensos parques
donde se materializa el amor cada tarde,
y un viejo monte, testigo de nuestros sueños
y un río que ha saboreado nuestras lágrimas,
esta ciudad, con todos sus árboles,
sigue solitaria, tal que la dejaste.
Y estoy aquí sin más remedio que esperarte,
viviendo en una ciudad
arrebolada de recuerdos
y su perfecto balance de sonido
que también hipnotizas
con tu ausencia.

Thursday, September 21, 2006

Aterrizas de un sueño.
Aún húmed@ por todo ese néctar nocturno,
serenado de quimeras en tu piel,
estás tirad@ en esa cama,
eternamente vací@ de tiempo,
hasta que el despertador suene otra vez
con su cantar de gallo digital
o despegues nuevamente con AeroDesvario
a un universo paralelo.

Las sábanas están frías.
Puedes sentir esa soledad
de mundo tridimensional
que se escapa de ellas,
penetrando la acuosidad de tu alma,
haciéndote cubrir más y más con los edredones,
temblando humanamente
hasta los pensamientos,
y, de súbito,
como un golpe de ciruelas digitales
realisas una música
que suena afuera de tu ventana ficticia:
son aves que intentan descifrar
tu identidad de pájaro marino
autoexiliado en este sótano
de 500 pies cuadrados
y respiración de clausura.


Cierras los ojos por un momento
para no perder la costumbre
de mirar sin ellos,
y sientes ese cuerpo lila
que llega de vez en cuando
posándose a tu lado,
lo abrazas y acaricias,
se reconfortan mutuamente
y te quedas dormid@ junto a él.

Son las 7 a.m.
El sol también tiene frío
y se ha enrropado de nubes...
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